jueves, 26 de noviembre de 2009

Esposo

Para situarnos en esta historia tendremos que ir un mes atrás. Y no, no es de sexo. Es una historia que tenía pendiente contigo.

Hay ciertas personas, en este caso hombre, que sabes que siempre van a estar en tu vida, de una manera u otra. En mi vida hay exactamente 4 hombres que me son totalmente imprescindibles para la supervivencia. Mi padre, un amigo de toda la vida, un amigo del colegio y mi esposo. A mi esposo lo conocí cuando emprendí mi primera aventura como persona independiente. Recuerdo vívidamente que el día que lo vi por primera vez una amiga (igualmente imprescindible) me dijo ese huevón es un tarado, re cheto (traducción, es un estúpido y un pijo). Yo la creí, tenía toda la pinta, siempre con su laptop de un lado para otro, mirando de reojo o hablando alto con ciertas personas. No tardaríamos en darnos cuenta de nuestro error. Gran error. Maravilloso error.

Pero esto fue hace mucho, y la historia q nos interesa es más reciente. Es la historia de nuestro furtivo encuentro en la ciudad a la que más amo después de la ciudad que compartí con el y con otros.

Estaba desesperada por verlo, aún sabiendo que no hacía tanto que no lo veía, sabía que se acercaba el día y estaba ansiosa. A todo el mundo lo volví loco con su llegada. Por que es ÉL, no es cualquiera. No tenía ni idea de que haríamos cuando nos vieramos, pero no tenía la menor duda que lo pasaríamos genial.

Y así llegó el día en que mi benerado esposo llegó a esta ciudad. Intenté no estropearle los planes, dejarlo que visitara e hiciera cosas con sus amigos. Aunque creo que en verdad esperé a tenerlo solo para mí, hay ciertas personas que no se comparten.

Y ese día llegó, después de algún que otro intento fallido quedamos para vernos en Notting Hill, como bien dice él, cual Hugo Grant y Julia Roberta. Me vestí a las prisas, siempre tarde, salí corriendo aún sabiendo que él me esperaría, no lo quería hacer esperar. De camino rompí mis leggins, cosa que él no notó en todo el día. Gracias a dios los hombres no ven esas cosas (por eso no me quería sentar)

Me mandó un mensaje, arto de esperarme se había metido en una libreria. Me bajé de la guagua con una canción poco apropiada, así que me paré un momento a poner una banda sonora adecuada tocó Bliss de Muse. Solo me dió para escuchar la intro porque enseguida lo ví, sonriendo, lo cual indicaba que él me había visto primero.

Es curiosa mi relación con él. Si fuera cualquier otro de mis hombres indispensables hubiera corrido a sus brazos y lo hubiera abrazado durante largo rato. Pero la sensación que tengo cuando lo veo es que nunca se ha ido. Si es cierto que lo extraño la mayor parte del tiempo, pero siempre está en cierto modo. Así que nos saludamos comunmente, como si hubieramos merendado el día anterior. Me encantá como habla, no habla tanto como yo, pero cuando abre la boca siempre me mata. Tiene unos puntos...

Caminamos todo Portobello road, el mercadillo, viendo antiguedades, comida, acordandonos de los que no estaban con nosotros físicamente, riéndonos de ellos también (cuando quieres a alguien te ríes sin maldad). Con el soy yo, todo el tiempo yo, cualquier cosa que se me ocurra se la digo, desde las estupideces más estúpidas hasta las cerdadas más inmundas. Al fin y al cabo es mi esposo y me quiere por lo que soy.

Para que se hagan una idea de lo que este hombre es en mi vida, sabran que B vive en portobello road e hice con él el mismo camino que con mi esposo, pero aún hoy cuando leo el cartel de Notting Hill Gate o de Portobello Rd. sonrío acordándome de nosotros y nuestro paseo.

De vuelta en Notting Hill Gate nos dió por querer ir al cine. Obvio estaba cerrado, pero de paso que estabamos compramos algo de comer en un Pret a manger cercano. Después de media hora en la que tubo que esperar a que me decidiera por algo (y más esperaba y yo menos sabía lo que quería) conseguí hacerme con un sandwitch apetecible y una coca-cola. Pagó él como buen esposo, esposo adorable, sigo sin acostumbrarme a que los hombres de mi vida son maravillosos.

Lo siguiente que hicimos después de comer en la parte trasera del cine hablando sin parar y riendonos de todo bajo una lluvia con vientisca que hizo de mi pelo un caos, nos dirigimos al Primark de Oxford Street. Intentamos descubrir de camino en el bus, el porqué de mi odio al tube, pero no encontramos respuesta. Hablamos también de otras muchas cosas. Lo que me gusta de hablar con él es que ningún tema tiene porque durar más de 3 minutos, volamos de una conversación a otra sin perdernos sin necesitar explicaciones, del tube a los piercings, de ahí a las muslim...Sin pausa.

Una vez en el Primark vimos algo de ropa de chico, pero los hombres son breves así que como quien no quiere la cosa lo pasee a mi manera por la sección de zapatos y de lencería. Normalmente no me gusta comprar con nadie, pero con el soy tan yo que no me molestó en absoluto. Vimos desde unos zapatos con un toque a Luis XVI hasta lencería sexy de Papá Noel. Muy raro todo. De ahí a pasear por Oxford Street, entramos al Marx& Spencer porque mi amado tenía antojo de algo dulce. Una vez ahí sé que nos reímos años del nombre de un zumo, pero ahora no recuerdo que le pasaba, me suena algo así como Mango Lorenzo... en fin, él y yo. Como el había tenido experiencias, llamemoslas fecales, en Oxford Street decidió arrastrarme por calles paralelas. Cruzándonos de camino con el consulado de su país (y mi medio país) . Encontramos la calle más pintoresca de Londres, nuestra calle, sin duda, donde aproveché para decirle por vez nº 1000, mmm quiero un café de Starbucks y por vez nº1000 no quise entrar a comprarlo. Nos paseamos por las tiendas más caras de la zona más cara de Londres, riéndonos de los diseños y parando cada 5 min. para que él se sentara en el suelo a atarse los zapatos. Seguro que a los ricachones les encantó nuestra presencia. Supongo que era mi voz a todo volumen y sus risas, o simplemente que nos veían felices, pero todos el mundo sabía que estabamos ahí.

De ahí me consiguió meter en el tube (arghhh) e insistió en que quería bajarse en waterloo. Yo le seguí la corriente, había salido bien otras veces. Caminamos y no se muy bien como terminamos en el London Eye. En resumen, La roux, mareos, fotos, cesped, museos que cobraban entrada y directos al Big Ben, un par de fotos más y Abadía, intentamos entrar, pero la misa ya había empezado, cruzamos a la plaza de enfrente y sacó un par de fotos de escuturas mientras yo lo atacaba verbalmente (en esto si que parecemos un matrimonio) De vuelta me hizo curzan re-mal, casi muero por su culpa (no lo he olvidado). Cuando pasamos de vuelta cerca del Big Ben quiso sacar unas fotos de unos jardines y la situación que paso a relatar a mí por lo menos me demuestra que los dos sintonizamos la misma onda de radio.

El saca fotos, yo estoy hasta el moño de las fotos decido agarrarme de la reja y...Puah! Es la cosa más pegajosa que he visto en mi vida. "Fooss" digo yo. "Bueeeno pensá que estás en London que se yo,es meado de Shakespeare" añadir a su respuesta un tonito bien argentino " El Globe!" exclamamos los dos simultaneamente y de ahí de vuelta al tube (dirás que no te quiero) hasta St Paul, que no SEAN PAUL, cruzamos el puente del milenio, o como dirias tu, el que se hace mierda en Harry Potter, y de ahí directos al Globe. Destrocé sus iluciones contandole la historia del Globe (quemado, recostruido, cuando vi su decepción decidí no contarle que antes nisiquiera estaba en ese sitio, o que lo mismo sucedió con St. Paul´s). De ahí al TATE. Impresionante el momento de la entrada. Mirando al techo con las bocas abiertas, uno al lado del otro, como dos palurdos. No nos salian las palabras quitando algún que otro "Boluda" y las risitas de asombro.

Del TATE poco más justo cuando superé mi asombro recibí una llamada de emergencia de mi jefa. Y sé que pasaron más cosas mi amado, pero yo ya te estaba dicendo adiós. Estaba enfadada, no con él claro, pero muy enfadada con el mundo. Era mí día con él y ninguno de los dos decidió cuando terminaba, sino que nos lo matarón. Como siempre la despedida fué horrible. Si hay algo que no sabemos es decirnos adiós. "Bueno entonces nos vemos cuando vengas a mi isla" "Dale de una sino igual a Londres vuelvo seguro antes de volverme" "Chau" "Chauu" y un suspiro por mi parte. Eso es todo, así somos... Por eso nuestros saludos son como si nunca nos hubieramos separado, porque nunca nos decimos adiós...

Rouge

2 comentarios:

  1. idolaa
    experiencias fecales hija de puta !?!? !ajjajajaja diosssssssss como te quieroooo esposaaaaaa fue nuestra luna de miel jajaj

    ResponderEliminar