martes, 30 de marzo de 2010

Y voy a tener que salvarme a mi misma

Bueno hay q actualizar esto bastante...



Mis ojos, finalmente y sin hacerse esperar demasiado, me besaron. Y de que manera, me deje llevar por su borrachera, y no me refiero solo a lo embriagador de sus besos sino al alcohol en sangre que tenía. Yo sin embargo, en mi semi sobriedad, oí campanas y me dejé ilusionar. Obviamente al día siguiente volví a escuchar a mi amigo como un eco que repetía, super espectativas...



Así pues comenzamos un juego complicado, en el que nunca queda claro quien gana, ni cual es el premio. Entramos en un si, pero no, en un flirteo constante, llegando incluso a salir los dos solos sin que nada pasara y que sin embargo no se produjeran situaciones incómodas. Eramos como dos amigos de hace tiempo que hablan de estupideces constantemente. Y aún así no pasa nada.



Yo tube que irme a mi tierra natal un tiempo, en el cual decidí quitarme de encima a la coqueta reprimida y obsesionada que me perseguía desde hacía un tiempo a todas partes y ser yo misma, con mi descaro, con mis canas al aire... El reencuentro con casa siempre es bellísimo y acogedor, y nunca deja desencanto, porque al fin y al cabo, nuestra casa siempre seguirá ahí...



Al volver, me sentía más yo, quería que pasara algo, lo que fuera pero q pasará ya! Pero llegó una amiga y decidí que ella sería mi prioridad, y a la mierda lo demás. Todos sabemos que cuando uno hace esta clase de afirmaciones termina pasando todo lo contrario. Así pues decidí ir a emborracharme a un pub, en parte para estar con mi amiga y en parte para despedirme del hermano de mis ojos que se ha convertido en una parte importante de mi vida. Evidentemente mis ojos llegaron en el punto álguido de mi alcoholemia y yo quedé hablando con su hermano y el con mi amiga, y así toda la noche.

Entre mis recuerdos y los de mi amiga hemos supuesto q en el algún momento del recorrido de la mesa a la puerta de salida me dijo q me fuera a su casa, obviamente pasó. Según mi amiga tubimos un momento semitierno cerca de la parada del bus, pero yo no lo receurdo, los únicos recuerdos q conservo son los que tubieron lugar en su casa. Y aunque desearía escribir lo contrario, en parte me alivia decir que no hubieron fuegos artificiales, ni pasiones explosivas, ni miradas intensas, ni derroches de cariño. Lo describiría como planicie, llanura, encefalograma plano... cualquier tipo de similitud es aceptable.

Lo más curioso, es que lejos de ser un chasco, me llena de una tranquilidad sorprendente, ya que en el fondo mi gran terror era que me complicara la vida de manera irremediable. Así que podríamos decir que, de momento, mis ojos se cerraron...